El otro día me comentaba una compañera al salir de clase cómo la actividad que tenía preparada se le había ido al traste porque no recibían los ordenadores de sus alumnos la señal de internet. La actividad que tenía programada era de investigación de ciertas escritoras ilustres, para preparar el Día del Libro. Por suerte, mi compañera es "perro viejo" y, tras el fallo de la tecnología, no se quedó cruzada de brazos y recurrió a lo tradicional, la visita a la biblioteca, a sus libros.
De esta pequeña conversación lo que podemos sacar es la importante contribución que a la educación ha hecho la tecnología, concretamente la informática, pero que estas nuevas tecnologías de la información y la comunicación deben ser una herramienta y no la vía única de aprendizaje.
Los docentes tenemos que dominar las distintas metodologías que hacen alcanzar los aprendizajes a nuestros alumnos pero nunca nos tenemos que entregar por completo a una única estrategia. Si desechar las TIC va a suponer el fracaso de nuestro trabajo, no olvidemos que estamos en el siglo XXI, el depender por completo de ellas nos va a convertir en seres muy vulnerables y, en muchos momentos, incapaces de transmitir lo que queremos; no olvidemos la experiencia de mi compañera.
No olvidemos, compañeros, que las TIC nos están abriendo el mundo y ampliando los recursos, nunca limitándonos. Cuantos mayores recursos estratégicos poseamos más fácil nos resultará hacer bien nuestro trabajo y conseguir unos alumnos competentes para la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario